1º ESO . 1ª EVAL: LA DIGNIDAD DE LA PERSONA.
1. Concepto de persona La palabra “persona” se deriva de la griega “prósopon” y del latín “personare”. Prósopon era una máscara que utilizaban los actores de teatro en la Grecia clásica con dos fines: caracterizar al personaje que representaban e intensificar su voz para hacerse oír mejor. Este concepto sirve para designar a los seres humanos en cuanto humanos, es decir, como seres inteligentes (con capacidad de amar, razonar y comunicar a través del lenguaje) y libres.
1.1. Persona y dignidad: La inteligencia y la libertad de los seres humanos implican su dignidad. ¿En qué consiste ésta? Se trata de una cualidad propia e inseparable de la realidad de cada persona, en virtud de la cual todo individuo humano es un valor en sí mismo y debe ser respetado por todas las demás personas. Según esto, la persona es un fin en sí misma y nunca puede ser tratada como un medio.
1.2. Persona y sociedad:La idea de persona es inseparable de la idea de sociedad. ¿Por qué? Porque la sociedad no es algo que el ser humano encuentre fuera de sí, como señaló Aristóteles, “los seres humanos somos sociales por naturaleza”, lo cual significa que únicamente podemos llegar a ser personas viviendo en sociedad, relacionándonos con nuestros semejantes.
2. Construcción personalidad. Identidad personal Aunque todos los seres humanos somos iguales, puesto que pertenecemos a la misma especie, sin embargo, cada persona es diferente y única, y posee su propia identidad personal. Esta identidad consiste en tener conciencia de quiénes somos y cómo pensamos, sentimos y actuamos. Para ello, es muy importante ser capaz de reconocer y aceptar los errores que podamos cometer, identificar nuestras capacidades y limitaciones, así como las cualidades, gustos y preferencias personales. La construcción de nuestra identidad personal es un proceso que se desarrolla a lo largo de toda la vida. Aunque comienza a esbozarse en la infancia, es en la adolescencia cuando se sientan las bases que se consolidarán en la edad adulta.
2.1. La búsqueda de la identidad. La autoestima. El conocimiento de uno mismo es imprescindible para comprender lo que somos y lo que queremos ser. Lo que soy y lo que quiero ser forma parte de mi identidad personal, una identidad personal que se adquiere en la relación con otros. Esto significa que la sociedad (la relación con los otros) ejerce una profunda influencia en nuestro comportamiento y nuestra manera de ser. Así, ciertos autores sostienen que nos formamos comparándonos con los demás, viéndonos como más o menos simpáticos que los otros, más guapos o más feos, más o menos inteligentes, etc.; o, en el caso de muchos jóvenes, comparándose con modelos televisivos, mediáticos… Sin negar la influencia que los demás tienen sobre nosotros, un factor importantísimo para llevar adelante nuestros proyectos es la autoestima: la autoestima es la capacidad que cada persona tiene de establecer su propia identidad y darle un valor. La autoestima se compone de los que pensamos de nosotros mismos y está influida por la familia, los amigos y los grupos a los que pertenecemos. La autoestima es importante porque aumenta nuestra capacidad de automotivación y permite no desmoralizarnos ante los reveses y fracasos que vamos encontrando en nuestra vida.
CONVIVIR: DIGNIDAD Y RESPETO RESPETO: Actitud que reconoce y aprecia el valor y la dignidad de las demás y las trata de acuerdo con ese valor. El punto de partida es la dignidad de la persona. Respetar es una actitud que reconoce y aprecia el valor y la dignidad de las demás y les trata de acuerdo con ese valor. Se extiende también al entorno, a la propiedad de las demás. Comienza con la consideración del otro/a como persona, como alguien valioso en sí mismo/a y con los mismos derechos fundamentales. También nos debemos respeto a nosotros/as mismos/as, en cuanto personas, y debemos tratarnos de acuerdo con nuestra dignidad. Reconocer en las demás su dignidad como personas y no dejar espacio a la ofensa y el menosprecio o a las manifestaciones discriminatorias supone el inicio de un camino hacia una sociedad más acogedora, pacífica y justa. El respeto en el fondo es la "regla de oro" de la convivencia: es tratar a las demás como deseas ser tratado/a, querer para las demás el bien que quieres para ti. Porque el otro/a es como yo, una persona, y una persona no debe ser nunca tratada como medio con vistas a otra cosa. Utilizarla, manipularla o servirse de ella como si fuese un objeto sería menospreciarla. Además, el amor a las personas supone siempre el respeto. No podemos amar verdaderamente a nadie si no le respetamos.
En ocasiones se confunde el respeto con otras actitudes que nada tienen que ver con él. El respeto no es:
• Sumisión, sino madurez para saber valorar a las demás y las cosas de nuestro entorno. A veces nacerá de la obediencia, pero ha de convertirse en criterio propio, en lucidez y serenidad, en amabilidad, responsabilidad, estabilidad y firmeza.
• Indiferencia; la indiferencia implica ausencia de sentimientos, no valora a la otra persona como igual, muchas veces ni siquiera la valora en absoluto.
• Omisión; el respeto es activo, intenta construir desde la acogida, la aceptación y el diálogo, no es un mero "no dañar", "no ofender", "no hacer".
• Timidez o temor, porque con frecuencia se oculta bajo la apariencia de respeto el sentimiento de miedo, y los timoratos no construyen la paz ni la buena convivencia. Tampoco es lo mismo que la mera tolerancia: No es lo mismo decirle a alguien "te respeto" que decirle "te tolero". Se tolera algo o a alguien que se considera malo, pero se le soporta o aguanta como mal menor. El respeto es reconocimiento positivo del valor de alguien. Eso no significa darle la razón si no la tiene. Se puede y se debe corregir, con la debida delicadeza, a quien se halla en el error.
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